jueves, 20 de noviembre de 2008

Románico en el Languedoc-Roussillon

Después de toda esta explicación sobre las características del arte románico, vamos con una ruta en la que podemos ver algunos de los más bonitos ejemplos de románico rural en Francia.

Nuestro punto de origen es Perpiñan, una ciudad muy agradable, muy cerca de la frontera con España. Allí podemos visitar el Castillo de los Reyes de Mallorca, el Castillet o la catedral.

Desde allí nos dirigimos a Elne, a tan sólo 12 kilómetros, donde nos encontramos con uno de los claustros románicos mejor conservados de toda Francia. La construcción se hizo en diferentes etapas: la galería sur fue realizada a finales del siglo XII; la galería este a principios del siglo XIII; la galería norte a finales de ese mismo siglo; y la galería oeste a principios del siglo XIV. El claustro tuvo también un piso, del siglo XIV, que fue destruido en 1827.
La escultura de la galería sur es completamente románica. La columna central está adornada con escenas históricas de la vida de san Pedro y san Pablo. La galería oeste es un duplicado de la galería sur, con algunos capiteles de estilo gótico. En la galería norte hay capiteles de estilo románico y otros de estilo gótico. El esquema es igual al de la galería sur, con capiteles decorados con motivos vegetales y animales y con una única escena histórica, el martirio de Santa Eulalia de Mérida y de Santa Julia, en el pilar central. La galería este, de estilo gótico, está decorado con escenas de la infancia de Cristo representadas en las columnas, y escenas de la Pasión en las paredes.

El claustro se encuentra adosado a la Catedral de Santa Eulalia y Santa Julia, románica con elementos góticos (s. XI-XII), que fue sede episcopal hasta el siglo XVII, cuando el obispo se trasladó a Perpiñan.

A pocos kilómetros se encuentra la pequeña población de Saint-Génis-des-Fontaines, donde debemos visitar la iglesia del antiguo monasterio benedictino de Saint-Génis. Lo más destacado de esta iglesia, construida sobre una base prerománica del siglo X y ampliada en el siglo XII, es el dintel de la puerta. Se trata de una de las primeras muestras de escultura románica de toda Francia. Se trata de una pieza de forma rectangular de mármol blanco. Está esculpida en bajo relieve de forma muy minuciosa. En el centro del dintel se observa la figura de Cristo, inscrito en una mandorla perlada sostenida por dos arcángeles. Está encuadrado por dos grupos de tres personajes cada uno. También es visible una banda en la que se encuentra una inscripción en latín medieval. En la inscripción aparece la fecha de construcción del mismo ya que se cita que fue realizado por orden del abad Guillem el año 24 del rey Roberto, haciendo referencia a Roberto II de Francia que reinó entre el 996 y el 1031. Por eso puede datarse el dintel en el año 1020.

Desde Saint-Génis-des-Fontaines regresamos a Elne para coger la carretera D612 en dirección a Thuir, donde encontramos unas bodegas construidas por Gustave Eiffel. Desde allí partimos hacia Ille-sur-Têt, donde cogemos la N116.

Justo a la salida de esta localidad encontramos el desvío hacia el Priorato de Serrabona, una de las construcciones más hermosas del románico francés. El Priorato se encuentra en medio de la naturaleza, y se accede hasta él por una carretera de montaña desde la que se ven hermosos paisajes. Se tarda más o menos media hora en llegar desde el desvío, y para salir de allí hay que volver luego sobre nuestros pasos. Pero merece la pena.

El priorato aparece citado ya en 1069 como iglesia. En 1082 se fundó en ella un priorato de canónigos agustinos, que quedó bajo la protección del vizconde de Cerdaña. Aunque el obispado de Elna reclamó obtener autoridad sobre el cenobio, la comunidad consiguió consolidarse. En 1151 estaba compuesta por 20 miembros. La vida monástica fue decayendo y en 1535 la comunidad era de sólo tres monjes. En 1592 Santa Maria de Serrabona fue secularizada y sus posesiones y rentas quedaron en manos del obispado de Solsona. A pesar de que a mediados del siglo XIX se la declaró Monumento Histórico Artístico, la iglesia se fue degradando.

La nave actual de la iglesia se consagró el 5 de octubre de 1151. Para su construcción, se prolongó la nave original y se construyeron el transepto y la cabecera, compuesta por el ábside y dos absidiolos. Además, se añadió una nueva nave que se comunica con la nave central mediante dos arcos. Se cree que el campanario es de factura anterior ya que se utilizaba como torre de defensa. El material utilizado para la construcción del edificio es la pizarra y, para las esculturas, el mármol rosa de Conflent.

El principal elemento de la abadía es el conjunto de escultura románica de su interior. Se cree que son obra del mismo maestro que se encargó de la construcción de la tribuna del monasterio de San Miguel de Cuixá.

El elemento más ricamente decorado es la tribuna o coro interior. Se cree que se encontraba en otro punto del templo y que se trasladó al actual, dividiendo la nave en dos partes, durante una de las reformas. Esta formada por dos hileras de tres arcadas. Cada uno de los espacios formados por estas arcadas está cubierto con bóveda de arista. Las columnas están rematadas por capiteles ampliamente decorados con temas zoomórficos en los que abundan los leones y las águilas. También hay ángeles y arcángeles. El frontal de la tribuna presenta decoraciones con temas geométricos y vegetales. Aparecen además representados los símbolos de los cuatro evangelistas así como serafines y algunos animales fantásticos. El claustro es muy pequeño y consta de una única galería. Presenta ocho pares de capiteles realizados también en mármol con una decoración más tosca que la de los capiteles interiores.

De vuelta a la carretera, continuamos nuestro viaje siguiendo las indicaciones que nos marcan el camino hacia Andorra. Al llegar a Prades, podemos visitar en Codalet el Monasterio de San Miguel de Cuixá. Esta fue una de las abadías más importantes de la Edad Media. Sin embargo, a partir del siglo XVI entró en decadencia, aunque siguió habitada hasta la Revolución Francesa. La abadía entonces desaparece y sus edificios son vendidos instalándose en ellos naves industriales y agrícolas. El campanario Norte se derrumba en el invierno de 1829. A lo largo de este siglo los edificios de alrededor de la iglesia van destruyéndose poco a poco; el claustro es vendido, capitel por capitel, lo mismo que la fuente, a los anticuarios y a los amantes del coleccionismo. En 1908 no quedan más que doce columnas.

En 1913, un escultor americano George Grey Barnard, que ya había comprado algunas esculturas de Cuixá a un anticuario parisino, se desplaza a este lugar y adquiere muchas de las obras que se hallaban diseminadas por el país. Las mismas dan origen a la reconstrucción del claustro en el Cloisters Museum de Nueva York. Sin embargo, Barnard, no pudo comprar la serie que adornaba el edificio de los baños de Prades, por cuya conservación se movilizó el pueblo. Estos capiteles fueron utilizados para la reconstrucción de la mitad del claustro en 1955.

En 1919, Fernando Trulles, compró la abadía y realojó en ella a los Cistercienses de Fontfroide, que habían abandonado Francia en la época de las leyes sobre las congregaciones. Los cistercienses se instalaron y fueron reemplazados, en 1965 por los Benedictinos de Montserrat. En los años 1920 la abadía fue objeto de varias campañas de restauración llevadas a cabo por los servicios de los Monumentos Históricos. En 1936, las obras son dirigidas por el arqueólogo catalán Josep Puig i Cadafalch, obligado a huir de España durante la guerra civil. La cripta del Pessebre es descubierta. En 1952, bajo las construcciones de la vivienda del sacristán mayor, se descubre y reconstruye la iglesia de la Trinidad. En 1954 Pau Casals, en esta iglesia que todavía no tiene techumbre, inaugura el festival de música clásica de Prades, se cubrirá en 1957.

La iglesia está ahora completamente restaurada, así como la cripta románica y lo que queda del claustro, reconstruido con elementos originales, lo que permite imaginar como debió ser en su momento de esplendor. El resto del claustro puede visitarse en Nueva York.

De vuelta a la carretera y en nuestro viaje hasta Andorra podemos visitar Villafranca del Conflent, Corneilla-de-Conflent, Mont-Louis o Font Romeu, además de la Abadía de San Martín de Canigó. No obstante, el acceso a esta última es muy complicado, debe hacerse a pie, superando un amplio desnivel, o en 4x4.

En fin, en esta zona encontramos un buen destino para un fin de semana, en el que ver arte (hay muchos más ejemplos de románico por esta zona de los que no hemos hablado), disfrutar de la naturaleza, de una buena comida y de los buenos vinos del Languedoc, además de poder hacer una escapadita a Andorra y hacer algunas compras.