martes, 30 de septiembre de 2008

Románico: Arquitectura

La arquitectura de la Edad Media es un fenómeno extraordinariamente multiforme, pero tuvo su plena realización en la construcción de edificios religiosos. En estos siglos en los que la arquitectura es fundamentalmente religiosa, el templo y el monasterio constituyen el tipo de edificio usual.

Por lo que respecta a las iglesias, no hay un tipo fijo, sino que las tipologías varían en función de su funcionalidad, las posibilidades económicas para su construcción o el área geográfica en que se ubiquen. Podemos distinguir los siguientes tipos:

a) Las Iglesias de peregrinación: situadas en el románico pleno, son las construcciones más completas y monumentales. Cinco edificios sirven de modelo para este tipo de iglesias: la catedral de Santiago de Compostela, San Martín de Tours, San Marcial de Limoges, Santa Fe de Conques y San Sernin de Toulouse. Se conciben como lugares para acoger a la multitud de peregrinos, los cuales pasaban en la iglesia todo el día. Se componen de tres naves, la central más ancha que las laterales, separadas por gruesos pilares y cruzadas por un transepto. La necesidad de espacios cada vez más amplios conduce a nuevas soluciones como la creación de la girola y los absidiolos. Otro elemento fundamental es la tribuna, galería que recorre las naves laterales por encima de éstas, para acoger un mayor número de peregrinos.

b) Las iglesias basilicales: pertenecientes a monasterios o ciudades importantes. Son amplias pero no tan majestuosas como las de peregrinación. Se caracterizan por tener tres naves con transepto, no tan desarrollado como las anteriores, cabecera con tres ábsides semicirculares y, a veces, coronadas por un cimborrio situado en el crucero.

c) Las iglesias de tipo rural: numerosísimas, estas iglesias eran dependientes de señores laicos, de obispados y de monasterios, y se van a convertir en el centro de la vida campesina como lugar de todo tipo de ceremonias. Son iglesias pequeñas, construidas con peores materiales que las anteriores. Sus plantas son muy variadas: de una sola nave, con planta de cruz griega o con planta centralizada.

El monasterio refleja la importancia de la vida monástica en los últimos siglos alto medievales. Aparte de las instalaciones necesarias para la vida en comunidad, en el monasterio románico destaca el claustro adosado a la iglesia y las dependencias anejas (sala capitular, refectorio). El claustro es un gran patio central cuadrado, rodeado de galerías con arcos de medio punto que se apoyan en columnas; por su importancia en la vida del monje, se cuida su decoración escultórica y la sensación de recogimiento general, conseguido por medio de los contrastes de luz de la zona central descubierta y a penumbra de las galerías. Se encuentran casi siempre en lugares alejados de los grandes núcleos de población.

Por lo que respecta a la arquitectura civil y militar, esta se centra más en sus funciones que en su carácter estético.

El castillo: en principio se ubican en puntos estratégicos del territorio, pues son centros de protección militar de fronteras y vías de comunicación, además de sedes administrativas y viviendas de la nobleza feudal. Sus plantas suelen ser variadas, sin una tipología exacta y están construidos de acuerdo con las características del terreno. El punto de partida fue la torre-vigía (donjon) cuya función era tanto defensiva como de habitación. Con el tiempo los castillos se convertirían en verdaderas ciudades.

La mayor parte de las viviendas románicas estaban construidas en madera, por lo que no se han conservado. Más conocidas son las viviendas en piedra de los siglos XI y XII: su planta es sencilla, con dos o tres habitaciones unidas directamente, sin espacios intercomunicadores. Si tienen pretensiones señoriales adoptan varias plantas, cada una con una función.

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