Técnicas y materiales
La técnica más empleada va a ser el bajorrelieve, que con la evolución se convertirá en medio y altorrelieve en el que se muestran claramente volúmenes, pliegues, vestimentas y detalle de las expresiones. También se harán esculturas de bulto redondo, aunque casi siempre integrado en un marco escultórico o cuando se trate de figuras de pequeño tamaño como un crucifijo. Es habitual la policromía. Los materiales se reducen a la piedra del lugar, pero también a la madera (imágenes de culto, Cristos y vírgenes policromados) y especialmente a la tableútica (hueso) y la eboraria (marfil para pequeñas imágenes o crucifijos) o las piezas de metal.
Características
A) CARÁCTER ARQUITECTÓNICO Y ADAPTACIÓN AL MARCO: en el Medievo, las distintas actividades artísticas no se consideraban expresiones autónomas entre sí, de ahí que escult
B) CARÁCTER ANTINATURALISTA Y HIERÁTICO: la adecuación al marco genera que la escultura adquiera esquemas antinaturalistas, los personajes se metamorfosean cuanto sea necesario para adaptarse a él. Así mismo, es una escultura hierática, entendiendo como tal aquella que muestra su conformismo con formas previamente fijadas por la tradición religiosa. A comienzos del siglo XI las figuras son bastante rígidas. Aparecen de frente, con vestidos cuyos pliegues siguen trazados preestablecidos, los rostros, de frente, carecen de expresión y los ojos abiertos parece
C) GUSTO POR LO ORNAMENTAL, TENDENCIA AL “HORROR VACUI”: aunque la escultura pue
D) CARÁCTER SIMBÓLICO: obligados a ocultarse en los primeros tiempos del cristianismo y a utilizar símbolos misteriosos (pez, cordero, etc.) para reconocerse entre sí, los cristianos conservaron este gusto por lo misterioso. No está claro si su sentido profundo era accesible sólo a clérigos y eruditos o a todo el pueblo, pero se sabe que el simbolismo existió.
E) CARÁCTER GEOMÉTRICO: las imágenes representadas están definidas por figuras geométricas; todas las figuras podrían descomponerse en esquemas triangulares que hacen de ellas representaciones dinámicas y que restan protagonismo al hieratismo y la rigidez.
Iconografía
Existen una serie de temas propios de este estilo que se van a repetir por doquier. En el desarrollo de la iconografía, el papel de la iglesia ha sido grande. El artista románico procede dentro de un reducido campo de libertad. En las representaciones se procura destacar la conciencia viva del pecado, el temor a la condenación y la necesidad del arrepentimiento. El gran desarrollo que alcanza el tema del Juicio Final testimonia el horror a la condenación que se pretende inculcar. El pecado adopta una forma repelente. La lujuria suele aparecer representada por una figura de mujer. Para representar al demonio se recurre a figuras de animales. Se desarrolla una auténtica demonología. Lo feo se pone al servicio de lo malo, de igual manera que la belleza sublime es atributo de Dios.
En cuanto a los temas principales, estos pueden ser religiosos o profanos. Los primeros, los religiosos, están inspirados en distintas fuentes: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento (especialmente el Apocalipsis de San Juan), los evangelios apócrifos, las vidas de los santos. Entre ellos, el tema más destacado es el del Juicio final: habitualmente se repres
Temas profanos: en época románica, los conceptos sagrado-profano estaban plenamente confundido, porque la actuación del individuo se explicaba con la trascendencia del más allá. Así, si los sermones de la época no escatimaban los ejemplos subidos de tono, las imágenes no le iban a la zaga. También era muy habitual representar ejemplos de la vida cotidiana: juglares y acróbatas, figuras en sus quehaceres diarios, escenas de ocio, animales familiares de corrales y bosques, animales afrontados, diablos, monstruos, dragones y engullidores, etc.
La escultura exenta
No es muy abundante, está realizada sobre todo en madera tallada y podemos encontrar dos temas fundamentales: Cristo crucificado y la Virgen con el Niño. En el primero, Cristo se halla sujeto a la cruz con cuatro clavos, estando así los pies separados; los brazos se disponen rígidos, ciñéndose a la cruz, sin sentir el peso físico. En la cabeza lleva una corona real, como
Función de la escultura
A primera vista parecerá que su función es solamente ornamental, y de hecho algunos autores como Hausser así lo mantienen. Sin embargo, la posición de Hausser contradice todas las interpretaciones de la época, pues desde los orígenes de la iconografía cristiana, los teólogos repitieron que las figuraciones servían para enseñar, a través de ellas, a un pueblo que no sabe leer ni escribir, mediante formas asequibles a su mentalidad y capacidad. Es por esto que estas formas eran toscas y desproporcionadas, porque el interés del escultor se centra en llevar la atención de los fieles sobre el contenido que expone, no sobre la forma, de ahí su carácter expresionista, deformante de la realidad, en aras de unos intereses didácticos.
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